Romina Gaetani: "Disfruto de mi soltería, pero necesito tener un hombre cerca"

 

En persona, Romina Gaetani está varias millas lejos de esa imagen extrovertida o comehombres que muchas veces interpreta en televisión. Es reflexiva y, antes de contestar, baja la cabeza como una alumna aplicada. Tiene una carcajada poco sensual pero especialmente contagiosa que, incluso, se dispara cuando habla de su reciente separación de Hernán Nisenbaum (43). “Me pregunto qué es lo que realmente quiero”, dice ella. Pura honestidad. Y agrega: “Estuve tan ligada al mandato social que muchos de mis actos no coincidieron con mis deseos. Ahora quiero romper con determinadas estructuras. Me encuentro en una meseta, como si estuviera surfeando, esperando la ola”.

Romina vive tiempos de cambios. Dice que meditar la ayuda a tomar distancia de su personaje público: “Medito desde hace seis años, todos los viernes me reúno con un grupo. Gracias a esto, aprendí a estar atenta al deseo y a contactarme con la felicidad. Elijo todo aquello que me hace feliz, no desde la conveniencia”. Hace días cumplió 34 años y recién pasó un mes desde que se separó de su última pareja, tras un año de convivencia. Volvió a su departamento de soltera, de tres ambientes en Belgrano, con cierta sensación de resignación mezclada con una chispa de orgullo: “Trato de dilucidar día a día qué sucedió. Es fuerte separarse de alguien que uno quiere tanto. Pero, a su vez, me enorgullece la capacidad de entender cuál es el límite y cortar a tiempo”, asegura. Así comienza su entrevista con ¡Hola! Argentina.

–Dicen que la peor parte la lleva el que se va. ¿Fue difícil tomar la decisión de terminar?

–Siempre es difícil. Pero no fue un drama. Eso trato de hacerlo sólo en la tele. [Ríe.] En la vida trato de ser práctica, ir al problema. Me pregunto qué es lo que me hace bien y a partir de eso tomo una decisión. Lo importante es evitar lo que a uno no le gusta que le hagan. Respetar al otro y a sí mismo. En lo personal, eso me lleva a lugares interesantes a la hora de relacionarme. Con Hernán estuvimos un año y llegamos a la decisión de terminar desde el amor. Está bueno tomarse un tiempo, una distancia…

–¿Quiere decir que la separación no es definitiva?

–Uno nunca sabe si es definitiva o no. Sobre todo si en la separación los dos estuvimos de acuerdo y los dos opinamos lo mismo. Cuando no te encontrás con el otro, no hay que buscar la herida como excusa. Está bueno alejarse: quizá sirva para volver a encontrarse de una mejor manera.


–¿Sos una mujer difícil para convivir?

–No creo, pero reconozco que soy muy individualista. Disfruto mucho quedarme mirando el techo en silencio o escuchar un mismo disco todos los días del año. A veces los caminos y los tiempos en la pareja son distintos. Uno tiene que pensar qué es lo mejor para los dos; ésa es la clave de todo.

–¿Qué errores no volverías a cometer en pareja?

–Tendría que ser más paciente. Lo hablo en terapia para no repetirlo.

–¿En qué situaciones solés perder la paciencia?

–Soy de tirarme a la pileta enseguida. Tengo que dejar que las cosas fluyan.

–¿Elegiste a los hombres correctos o te equivocaste?

–Todos me brindaron cosas buenas. De todos aprendí algo bueno, que hacen la mujer que soy hoy. Hasta con los que no la pasé nada bien… Con los que sentí que me faltaron el respeto o que no me valoraron entendí que era yo la que no me valoré. Cuando empecé a ver el espejo del otro lado, comprendí que igual crecí como mujer. Eso hace que cada vez elija al hombre que tiene que ver con mi nivel de valoración y de sentimientos.

–¿Sos amiga de tus ex?

–Bastante. Me encantaría tomar un café con cada uno de ellos. ¡Sería muy divertido!

–¿Qué pensás de los rumores que te involucran con Luciano Castro?

–Eso no me hace reír. No me es indiferente tampoco. Desde ya que lo hablamos con Hernán, mi ex. Si estuviera del otro lado, no me parecería nada agradable. Más allá de decir que no es cierto, creo que hay gente que disfruta de hablar demás.


–¿Por qué creés que los vinculan?

–Tal vez porque con Luciano nos llevamos genial, nos divertimos muchísimo. Nos entendemos porque tenemos el mismo humor.

–Entonces, ¿al menos hay química entre ustedes?

–Tenemos química, pero es una relación limpia, sana. Quizás otros no lo leen así y se arma una segunda novela. Me parece que eso fue lo que ocurrió. Armaron una fantasía a raíz de una foto en la que Luciano me hablaba al oído.

–¿El próximo hombre puede ser del ambiente?

–Nunca salí con un actor, no sé qué sucedería.

–¿Y hasta dónde te afecta que inventen romances?

–No me afecta. Estoy con la conciencia tranquila y lo hablo con la gente que quiero, como lo hice con mi ex. El sabe el tipo de persona que soy y cómo estoy. Sabe que estoy muy tranquila.

LOS DIAS DE ROMINA

Se levanta a las seis y media de la mañana, toma un jugo de kiwi y a las siete en punto sale de su departamento de Belgrano (décimo piso). Sube a su auto y, antes de encender el motor, coloca un CD de Bebo Cigala o de Calle 13: “Es uno de los momentos más placenteros. Llenarme el auto de muy buenos discos. Escucho de todo durante esa media hora que tardo de casa al trabajo. Me sé el camino tan de memoria que me dejo llevar. Me siento protegida en el auto. Lo tengo arreglado, perfumado, con todo en su lugar”.

A la salida de la grabación, sus actividades varían según el día. Los martes hace terapia. Además, tres veces por semana entrena con su personal trainer. Otro día va a un centro de estética. Por lo general, regresa a casa a las nueve de la noche, pide comida de un delivery y hace zapping. Trata de no hablar por teléfono. Se ducha y, claro, ve la novela. Sábados y domingos, volvió a ver teatro. “Elijo quedarme tirada o estar en familia –dice–. Ahora estoy refaccionando mi hogar, eso me lleva tiempo. Es fuerte volver a la misma casa”, insiste.

–¿Sufrís la vuelta a la soltería?

–Para nada. Estoy feliz, en una etapa de crecimiento. La verdad es que lo estoy pasando bien. Tomo el aprendizaje desde un lugar positivo y eso me da tranquilidad, madurez. Me ayuda la meditación, tengo un camino espiritual presente. Me hace bien con el trabajo que tengo, con la exposición.

–¿Te resulta difícil lograr el equilibrio en tu labor?

–Hay momentos que son más livianos que otros. Aprendí a tener un espacio de gozo en mi trabajo. Por primera vez, desde Botineras a esta parte, confío más en el otro, me siento mucho más segura hacia el rumbo que quiero ir como actriz. Estoy en la búsqueda hacia lo que quiero ser como mujer y como actriz, trato de resolver para qué lado tengo ganas de empezar a caminar.

–Alguna vez te definiste como autosuficiente, ¿seguís así?

–Pienso que sí. Pero me cuesta mucho recostarme.

–¿Creés que al hombre le asusta esa autosuficiencia?

–¡A mí me divierte tanto! [Ríe.] Y creo que hago divertir al otro. Porque digo que puedo con todo, pero quiero que mi hombre esté siempre cerca. Mi imagen de poderosa tiene un costado hasta infantil. Necesito que mi pareja esté cerca.

–¿Pensás que los hombres están cada día más difíciles?

–¡Igual que nosotras! Hoy la mujer tomó una postura tan fuerte y masculina que el hombre se coloca en otro lugar. En una cultura tan machista como la nuestra, les cuesta el cambio.

–¿Padecen el nuevo rol que tomó la mujer?

–No sé si lo sufren, pero los obliga a tener una mirada más femenina. Nosotras tenemos que equilibrarnos, porque salimos a la calle, peleamos por un puesto, somos madres, amas de casa. Hoy el amor consiste en visiones mucho más amplias, más abiertas. No es que estén más difíciles, es un momento en general distinto para ambos sexos. Por eso muchos usan la tecnología para acercarse.

–¿Vos sos fanática del Facebook o de Twitter?

–Para nada. No me gusta navegar por internet. Escribo tres mails por mes. Es que soy muy impaciente, me cuesta entender el tema de la tecnología y tampoco me hice el tiempo para aprender. Soy tan volada, tan distraída que no puedo estar dos horas sentada. Me encanta que me llamen, y no tanto que me manden un mensaje de texto, me aburre ponerme a escribir por celular. Siempre digo que soy muy solitaria y autosuficiente, pero también me gusta estar con un hombre a mi lado.

–La mayoría de tus amigas deben estar casadas o con hijos. ¿Te sentís diferente?

–Lo vivo con mucha felicidad. Me hace bien verlas en el lugar que eligieron estar. Les pregunto todo, me interesa el mundo de las mamás. Me intriga enterarme sobre la crianza de un bebé, las escucho.

–¿Serías madre soltera?

–Tengo ganas de ser madre, pero con un padre.

–Ahora que fue pública tu separación, ¿recibiste algún llamado de un hombre?

–Me llamaron. Y, debo confesarlo, me mima el ego que lo hagan.

–¿Qué esperás del próximo hombre?

–Todas las buenas cosas que vengo buscando: un buen compañero. Me parece que el compañerismo es fundamental en la pareja. Algún día llegará.

Publicado por: Revista HOLA! Argentina